martes, 27 de marzo de 2012

Consejos a un comediante (Hamlet)

Por WILLIAM  SHAKESPEARE


Te  suplico que declames la relación como yo te la he dicho, con lengua suelta; pues, si la articulas como hacen algunos actores, más me valiera que el pregonero de la ciudad  recitase mis versos.

Ni asierres el aire con las manos de este modo; se mesurado: aun en el torrente, en la tempestad, en el torbellino, por decirlo así, de tu pasión, debes ostentar alguna templanza, a fin de darle suavidad.

Me destroza el alma oír un robustísimo y empelucado actor hacer trizas y harapos de la pasión que interpreta, y atronar los oídos  del vulgo, a quien, por lo común, conmueven solo incomprensibles pantomimas o ruidos.

Haría azotar a quien  así sobrepujara al mismo Trivigante: es ser más Herodes que Herodes; no lo imites te lo ruego. Tampoco has de ser demasiado suave; tu propio juicio sea tu guía; que corresponda la acción a la palabra y la palabra a la acción, poniendo especial cuidado en no ir nunca mas allá de lo que reclama la sencillez de la naturaleza ;porque todo lo que a ella se opone se opone igualmente al arte dramático, cuyo objeto, desde que se inició hasta hoy, fue y es, como si dijéramos...presentar fiel espejo de la naturaleza, mostrar a la virtud su verdadero semblante, al vicio de su imagen propia, y ser fiel trasunto de la distinta faz y costumbres de cada época.

Ahora bien, esto, ejecutado mal o exageradamente, aunque haga gozar al ignorante, hará padecer al discreto, cuya aislada censura debes tener en más valía que la opinión  de un público entero.

Actores he visto, y muy aplaudidos por cierto, cuya manera de declamar y accionar no era de cristianos, ni de paganos, ni de hombres siquiera, moviéndose y desaforando de tal modo que más parecían seres  hechos a destajo y mal que seres racionales. Tan detestablemente imitaban a la humanidad.

Remedien esos defectos por completo,

Y que los graciosos no ejecuten más que lo que les está indicado, porque hay algunos que inmotivadamente ríen para hacer reír a una parte del público ignorante, aunque en el entreacto sea necesario atender a algún incidente esencial de la comedia. Esto es inicuo.

Y patentiza la miserable ambición del necio que de esta manera abusa.

Vayan y prepárense

domingo, 18 de marzo de 2012

Quédate...

Quédate
(Silvio Rodríguez)


Cuando este sol se apague,
tú partirás de mí.
Seguiré solo, con mi dolor
y llanto y llanto.
Mi convicción es no querer
ya nunca más, porque
la misma historia es otra vez
y otra vez, y otra vez, y otra vez.


Quédate, quédate
para poder vivir sin llanto,
sin llanto.


Cuando me desengañe
no sé si viviré,
porque es muy triste
tener tan sólo llanto y llanto,
y mil renuncias en el corazón
que implora
que alguna vez alguien se quede
y llora.


Mi convicción es no querer
ya nunca más, porque
la misma historia es otra vez
y otra vez, y otra vez, y otra vez.